Excursión a Hvar desde Split

A unas dos horas de Split, Hvar es uno de los lugares que tienes que visitar en Croacia. Está rodeada por pequeñas islitas y tiene multitud de miradores desde los que disfrutar de unas vistas asombrosas. Te recomendamos llevar ropa de baño para disfrutar de sus playas y algo de abrigo, para protegerte del viento del ferry. 

Excursión a Hvar

Esta isla es la más larga del mar Adriático, y tiene más de 11.000 habitantes. Está repleta de playas ocultas a las que se puede llegar en coche o en bote, y en las que podrás disfrutar de la tranquilidad del mar. Alrededor de su puerto se agolpa la vida de la ciudad. Es el mejor lugar para probar la comida local, y podrás ver los yates de lujo que amarran aquí.

La catedral de San Esteban es uno de los edificios más conocidos de la isla. Está muy cerca del pueblo, en la plaza con el mismo nombre. Merece la pena visitarla para contemplar su arquitectura, aunque también te puedes perder por las callejuelas de alrededor. Cerca de la ciudad está la fortaleza española, desde la que podrás contemplar la Hvar a vista de pájaro. Recibe ese nombre por la colaboración de ingenieros españoles en su construcción. Se construyó en el siglo XVI, y se usaba para defender a la ciudad de visitantes no deseados.

Si prefieres disfrutar del entorno natural, puedes coger un taxi acuático para llegar a las islas Pakleni y relajarte en sus playas. También puedes contratar un tour y visitar la isla de Vis, escenario de la película Mamma Mía! y elegida la playa más bella de Europa en 2016.

La isla de Hvar es famosa también por sus campos de lavanda, que siguen siendo un reclamo turístico. A lo largo de las carreteras podrás encontrar puestos con productos aromáticos, y se celebran festivales anuales dedicados a esta planta.

Cueva Azul

Cerca de Hrav se encuentra la Cueva Azul. Para llegar aquí tendrás que ir en barco. Rodearás la pequeña isla de Bisevo y pasarás por las paredes de piedra que la rodean hasta llegar a un pequeño agujero que apenas se ve desde el agua. Al entrar, deberás pegarte al suelo del bote para evitar golpes en la cabeza, hasta que llegues a la cueva. El agua es azul turquesa, y se ve el fondo con nitidez, aunque está a más de 15 metros. Es un lugar mágico que merece la pena visitar.

Al final del día puedes regresar a Split para descansar